
Se abordará el Desarrollo Humano desde este eje temático, teniendo en cuenta la influencia del contexto en el que el sujeto se desarrolla. Diferentes factores contextuales pueden influir en la manera como los seres humanos evolucionamos, siempre desde un enfoque integrador. En este contexto se materializa un conjunto de dimensiones que interactúan entre sí, como valores, conocimientos, libertades, influencias sociales, condiciones socioeconómicas, estructuras políticas, creencias religiosas, avances científicos y tecnológicos, cosmovisiones, y formas de relación social, entre muchas otras.
El desarrollo humano es un enfoque que busca ampliar las capacidades y libertades de las personas para que puedan llevar una vida plena y digna. Una diferencia de enfoques centrados únicamente en el crecimiento económico, el desarrollo humano pone al ser humano en el centro del progreso, considerando dimensiones esenciales como la educación, la salud, la participación social, la seguridad y la calidad de vida. Este concepto, promovido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), reconoce que el verdadero avance de una sociedad se mide por el bienestar de sus ciudadanos, no solo por su riqueza material.
En este contexto, la salud es uno de los pilares fundamentales del desarrollo humano. No se limita a la ausencia de enfermedades, sino que comprende un estado de completo bienestar físico, mental y social, tal como lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una población sana es más productiva, tiene mayor acceso a la educación y puede participar activamente en la vida social y económica. Por ello, garantizar sistemas de salud accesibles, equitativos y de calidad es esencial para avanzar en el desarrollo humano.
Sin embargo, las ENT, las ET y eventos como una pandemia pueden poner en riesgo tanto la salud como el desarrollo humano. Una pandemia es la propagación global de una enfermedad infecciosa que afecta a una gran cantidad de personas en Múltiples países o continentes. La pandemia de COVID-19, por ejemplo, evidencia cómo una crisis sanitaria puede tener efectos devastadores no solo en la salud física de millones, sino también en la economía, la educación, la salud mental y las desigualdades sociales.
Las consecuencias de una pandemia suelen retrasar el progreso del desarrollo humano, especialmente en comunidades vulnerables.
En términos del desarrollo humano la desigualdad económica y acceso a la salud mental, las personas en situación de pobreza o vulnerabilidad económica tienen mayor riesgo de padecer trastornos mentales debido al estrés crónico, inseguridad laboral, vivienda precaria y exclusión social. A su vez, la mala salud mental puede perpetuar el ciclo de pobreza, limitando el acceso a educación, empleo y oportunidades.


Inversión insuficiente en salud mental:
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A nivel mundial, los gobiernos destinan en promedio menos del 2% del
presupuesto de salud a salud mental.
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Esta subinversión contrasta con el alto costo social y económico de no actuar.
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La Cumbre Global de la Salud Mental aboga por aumentar el financiamiento público, integrar servicios de salud mental en la atención primaria y promover políticas intersectoriales.
Salud mental como inversión estratégica
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Mejorar la salud mental es clave para:
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Fortalecer la fuerza laboral.
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Reduzca la carga sobre los sistemas de salud y seguridad social.
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Promover la educación y el desarrollo infantil temprano.
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Aumentar la resiliencia frente a una crisis (económicas, climáticas,
sanitarias).
La Cumbre Global de la Salud Mental, es una oportunidad para motivar:
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Políticas públicas basadas en evidencia que vinculan la salud mental y el desarrollo económico
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Alianzas público-privadas para financiar servicios de salud mental accesibles.
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Incorporación de la salud mental en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente en los relacionados con salud (ODS 3), trabajo decente (ODS 8) y reducción de desigualdades (ODS 10). Enfoques preventivos y comunitarios que reduzcan costos a largo plazo.
Existe una estrecha relación entre desarrollo humano, salud y pandemia. Mientras que el desarrollo humano depende de una población sana, las pandemias representan una amenaza crítica que puede desestabilizar los sistemas de salud y frenar el progreso social. Por ello, invertir en salud pública, fortalecer los sistemas sanitarios y promover políticas inclusivas no solo es una necesidad sanitaria, sino también una estrategia fundamental para proteger y avanzar en el desarrollo humano en tiempos de paz y de crisis.




